por Fernando Alfón
La farsa no goza de buena prensa. Llamar a alguien farsante es querer decir que miente, que
engaña, que manipula. Hace unos meses, corría desempolvado un video en el que
se vía a Néstor Kirchner celebrar la venta de YPF, a principio de los 90. La
recuperación de esas imágenes conlleva algo de malicia. ¿Qué es lo que se
pretendía decir con ese archivo?: que Kirchner era un farsante, que todo el
gobierno era una farsa, que todos los que apoyamos las medidas de este gobierno
mentimos.
Quisiera
contar mi pequeña anécdota del momento en que me enteré de la expropiación. Estaba
en la verdulería, un tele desalentaba arriba de una heladera, era mediodía. De
pronto aparece la cadena nacional; cuando vi de lo que se trataba me tomé el
atrevimiento de subir el volumen, valiéndome de un cajón verdulero que me
completó la altura. Temí que a alguno de los clientes, a mis espaldas, se le
escapara alguna «¡yegua!», pero al bajar advertí que todos estaban obnubilados,
como si se estuviera trasmitiendo la llegada del ser humano a la luna. Cundía
el respeto y hasta, quizá, la admiración. Bolsa en mano, rumbié para mi casa,
con mi mesurada alegría en el bolsillo izquierdo de la camisa. No estaba
eufórico, estaba felizmente preocupado. La verdadera emoción llegó cuando vi
ese videíto del que les hablé hace un rato, porque dije: «¡ah, no lo hacen por
dogmáticos, lo hacen porque cambiaron de opinión!». Veamos.
En la era de
los archivos, se puso de moda tirarle al otro el currículum por la cabeza. Para
acusar a alguien de algo basta publicar una foto de ese Fulano, diez años atrás.
La mera constatación del cambio, per se,
dejaría al Fulano convertido en una estatua de sal. El paso del tiempo deviene
en prontuario, y nuestra hoja de vida es una guillotina. Es un recurso que, en
la Argentina, lo usa tanto la derecha como la izquierda. Ahora lo usan los que
están envenenados con el kirchnerismo y pasean el videíto como si enseñaran el
certificado de que tenemos lepra. Para Heráclito, el cambio era la verdad; para
los que pasean el video, el cambio es farsa.
¿Qué significa que un político
cambie de opinión? La respuesta es más clara si explicamos qué es un dogma. Las
religiones suelen erigirse en torno a un conjunto de ellos. Son un grupo de
certezas inamovibles e incontrastables con la realidad. Dios inventó el mundo
porque es Dios, punto. No quiera buscársele a esto la vuelta porque el
dogmático no da vueltas; se aferra al dogma, justamente, para no girar. El
dogma es así porque siempre fue así y porque siempre lo será, punto. La
política, en cambio —cuando no se comporta como una religión— no procede a
partir de los dictámenes que emanan de los dogmas. El compromiso del político
no es con un credo, sino con un despliegue complejo de realidades. Si hay algo
inherente a la política es dar cuenta de los cambios; y mientras la obstinación
puede ser un valor en un monje, para un político puede ser síntoma de ineptitud.
(No estoy interesado en decir si hizo bien o mal Kirchner al festejar, antaño,
la venta de YPF; estoy tratando de pensar qué le queremos decir a un político
cuando le echamos en cara haber cambiado. ¿Acaso le estamos pidiendo que sea
dogmático?)
Estos días hemos
podido ver el ensayo de distintas formas de justificar a Kirchner: estaban las
que tendían a decir que el video era trucho, estaban las que disculpaban un
pecadillo de juventud. Eran salvavidas de plomo. Creo que una defensa más
humana es demostrar —incluso valiéndonos de este videíto— que aquello que más
debemos festejar es tener una conducción política que no se sienta encima de su
terquedad. La certeza de que la expropiación de YPF es correcta no debemos buscarla
tanto en el principio de que El Petróleo Debe Ser Un Bien Administrado Por El
Estado, sino en que hemos pensado de otro modo y no nos ha ido muy bien. El día
de mañana, cuando ya no quede petróleo en el mundo ¿seguiremos diciendo que es
nuestro principal recurso estratégico, para que nadie nos acuse de farsantes,
enseñando fotos nuestras de ahora, en que aparecemos todos muy contentos?
1 comentario:
Muy inteligente Fernando. Claudio Itza (amigo de Pablo Ohde)
Publicar un comentario